“Sufrimos más en la imaginación que en la realidad.” — Séneca
Si eres un recién llegado al mercado laboral, es más que probable que en algún momento te enfrentes a la situación de ser descartado en un proceso de selección para algún puesto en alguna empresa (y si no, ya te pasará…).
Es una situación que nos puede llenar de impotencia, angustia y una sensación de haber sufrido una injusticia bastante apremiante.
Pero… ¿De verdad tenemos que sentirnos así al recibir este rechazo?
Lo primero que deberíamos hacer es postular al puesto sin ninguna pretensión. No desde la apatía, sino desde el convencimiento de vivir en el presente. Muchas veces el problema está en tener expectativas.
Tener expectativas no es más que vivir en el futuro y el futuro es incierto por lo que se escapa a nuestro control. Aplicando la dicotomía de control podremos reducir el estrés de los días posteriores a la entrevista ya que deberíamos de acabarla pensando algo así como “lo he hecho lo mejor que he podido y lo que ocurra ahora ya no depende de mí”.
Otra herramienta que nos puede ayudar es el premeditatio malorum. Solemos dar por seguro que nos van a seleccionar solo para descubrir al cabo de los pocos días que estamos fuera, sin ni siquiera pensar en la peor de las situaciones. Pensar en cómo reaccionaríamos ante un posible rechazo en un proceso de selección nos ayudará a establecer un plan de contingencia en caso de que ocurra.
Poner en su sitio los problemas es otra manera de dimensionar el problema. Intenta visualizarte en el salón de tu casa, luego amplía el plano al tejado de tu casa, luego a ver tu calle, luego el barrio, tu ciudad, tu país, tu continente, la Tierra, el sistema solar y termina en observar el Universo en su totalidad… ¿Ves lo pequeño que eres? Tu problema no es más que un acontecimiento infinitesimal en el contexto universal. La vista de pájaro te ayudará a ver que tu problema recién llegado no es para tanto: sigues teniendo a tus seres queridos, el mundo sigue girando, sigues vivo y sigues teniendo la oportunidad de postular a otro puesto.
Por último, recuerda el amor fati. Esto es una prueba más que el Universo te ha puesto delante. Controla tu reacción, añade objetividad a la situación, no asientes automáticamente al prejuicio de “esto que me ha pasado es malo”. Recuerda que las cosas no son ni malas ni buenas. La virtud es el único bien. Está bien que te haya pasado esto porque así pondrás a prueba tu carácter, forjándolo en el camino y convirtiéndote en una mejor persona como resultado.
A por la siguiente entrevista.